A la muerte de Sancho Garcés III, rey de Pamplona, todos sus dominios fueron repartidos entre sus hijos, que recibieron el título de reyes. Así, los condados de Aragón, Sobrarbre y Ribagorza, que habían sido anexionados mediante conquista o matrimonio, se integraron en un nuevo reino, Aragón.
Ramiro I fue el primer monarca de la dinastía, y bajo su mandato se impulsaron los avances territoriales. Su hijo, Sancho Ramírez, propició la apertura a influencias de Roma y el sur de Francia, y convirtió a Jaca en la primera ciudad del reino aragonés.
A su muerte le sucedió su hijo Pedro I, que designo Huesca como la nueva capital aragonesa, trasladó a ella el obispado de Jaca y continuó las acciones militares. Alfonso I el Batallador, que reconquistó Zaragoza, y Ramiro II, ambos hermanos de Pedro I, enfrentaron al llegar al trono el difícil problema de la sucesión.
Saborea Aragón
sábado, 4 de mayo de 2019
domingo, 2 de octubre de 2016
La campana de Huesca
José Casado del Alisal, La campana de Huesca, 1880, óleo sobre lienzo, |
Convertido en rey por las circunstancias, Ramiro II se encontró con un difícil papel. Por un lado, disconforme con el testamento de Alfonso I, Navarra se había separado; por otro, el castellano Alfonso VIII reivindicaba el dominio de Zaragoza. Y además, algunos sectores de la nobleza aragonesa no le tenían respeto y llegaron a reírse de su cojera y a rebelarse. La crisis de 1135-1136 pudo suponer incluso que el rey tuviera que huir a Francia y que, al final, lograra imponerse a los rebeldes con un castigo ejemplar: su decapitación, relacionable con la leyenda de La Campana de Huesca.
Ramiro II se planteó la urgencia de dar un heredero al reino y poder volver otra vez a su vida religiosa. Para ello se casó con Inés de Poitiers, hermana del duque de Aquitania, de la que tuvo una hija, la princesa Petronila de Aragón. Y luego buscó un marido para asegurar el gobierno del reino durante la minoría de edad de su hija. El elegido fue Ramón Berenguer IV de Barcelona y el acuerdo se firmó en Barbastro el año 1137. La boda se celebró en 1152 y Ramiro II murió en 1157, retirado en el monasterio de San Pedro el Viejo de Huesca.
viernes, 13 de marzo de 2015
La sinagoga Mayor de Zaragoza
La sinagoga Mayor de Zaragoza estaba enclavada en lo que hoy es el Real Seminario de San Carlos. El historiador Diego de Espés la describía así en el siglo XVI:
Era como un templo de tres navadas aunque pequeñas, con sus pilares; las naves de los dos lados algo bajas y la de en medio más alta, con la techumbre con muchos labores; y con unos mortetes. Al cabo, hacia medio día, había un altar en la pared, labrado de labores mosaicas; al septentrión había un candelero grande pintado son siete candeleros, y encima un púlpito pequeño para hacer sus lecciones y ceremonias. Tenía a los dos lados seis puertas pequeñas, por donde debían entrar a la sinagoga, o para otras ceremonias de que aquel pueblo abundaba, y a una parte de una puerta grande. En lo alto de las paredes, a donde hacían asiento las navadas, por todo el ámbito de la sinagoga, por la parte interior, había unas letras grandes coloradas y azules hebraicas, que debía de ser toda aquella inscripción algún Salmo de David
domingo, 1 de marzo de 2015
El Ebro viene con ganas
El Ebro viene con ganas, sí. Recuerdo muchas veces las riberas inundadas pero nunca a este nivel.
El agua no para y no tiene límites y esta vez ha querido visitar las poblaciones colindantes. Esperamos que reciban las ayudas que necesiten.
Lo triste es que salga en las noticias sólo ahora cuando está desbordado y no en verano cuando hay tramos que se pueden cruzan sin mojarse los pies y muchos pueblos no tienen agua para los habitantes, y mucho menos para sus campos.
El Ebro ahora viene todo loco, pero eso no quiere decir que le sobre agua el resto del año.
viernes, 27 de febrero de 2015
Juepincho; el concepto
Si algo se nos da bien a los españoles es saber disfrutar de las buenas compañías y de estar en la calle.
En Zaragoza tenemos multitud de bares de tapas que están a rebosar los fines de semana y, poco se van dinamizando a diario.
Una de las propuestas que está funcionando de manera genial son los Juepincho en la zona Heroismo todos los Jueves del año ¿en que consiste? se trata de poder tomar una caña, vino o refresco + tapa por sólo 2 euros. Apetecible ¿verdad?
A esta iniciativa estupenda se han sumado ya un montón de establecimientos y poco a poco se van uniendo más.
Las grandes ideas tienen grandes resultados.
En Zaragoza tenemos multitud de bares de tapas que están a rebosar los fines de semana y, poco se van dinamizando a diario.
Una de las propuestas que está funcionando de manera genial son los Juepincho en la zona Heroismo todos los Jueves del año ¿en que consiste? se trata de poder tomar una caña, vino o refresco + tapa por sólo 2 euros. Apetecible ¿verdad?
A esta iniciativa estupenda se han sumado ya un montón de establecimientos y poco a poco se van uniendo más.
Las grandes ideas tienen grandes resultados.
viernes, 26 de diciembre de 2014
La taifa zaragozana
Dos fueron las dinastías que durante un siglo se sucedieron al frente del reino zaragozano: la de los tuyibes, descendientes de los árabes del sur que a principios del siglo IX se habían instalado en Zaragoza, Calatayud y Daroca y que procedían del Yemen, y la de los Banu Hud, también árabes yemenies, que arrrebataron el poder a los primeros en 1038.
El primer monarca de la taifa zaragozana fue Mundir I, quien reinó a partir de 1018, cuando todavía existía un califa en Córdoba. Antes de proclamarse independiente había estado al servicio de los califas cordobeses, quienes le otorgaron su confianza por su destreza y valentía.
Por ello, y pese a ser hijo de un simple caballero en el ejército de Almanzor, se le concedió el gobierno de Tudela y después de Zaragoza. En 1018 se sintió lo suficientemente fuerte como para proclamarse independiente y fundar el reino de Zaragoza.
La taifa zaragozana se convirtió en una de las más extensas de España, quedando bajo su dominio Tudela, Ejea, Huesca, Barbastro, Lérida, Calatayud, Tarazona y Soria. Limitaba al norte con los condados y reinos cristianos pirenaicos y al sur con las taifas islámicas de Toledo, Albarracín, Valencia y Tortosa.
De la primera de las dinastías, la de los tuyibies, sólo tres monarcas llegaron a reinar. Mundir I, Yahya y Mundir II, padre, hijo y nieto respectivamente. Mundir II fue asesinado cuando tenía 19 años y llevaba sólo dos en el trono.
En 1038, se instaló en Zaragoza la dinastía de los Banu Hud. Su primer rey, Sulaimán ibn Hud (1038-1046) dividió el reino en cuatro partes para sus hijos y les entregó Lérida, Tudela, Calatayud y Zaragoza.
Al mayor de ellos, Ahmad al-Muqtadir (1046-1081/2) tomo el título de "pilar de la dinastía" y consiguió reunificar el reino tras reducir a sus hermanos. El reinado de al-Muqtadir fue largo y ser caracterizó por una gran actividad.
El primer monarca de la taifa zaragozana fue Mundir I, quien reinó a partir de 1018, cuando todavía existía un califa en Córdoba. Antes de proclamarse independiente había estado al servicio de los califas cordobeses, quienes le otorgaron su confianza por su destreza y valentía.
Por ello, y pese a ser hijo de un simple caballero en el ejército de Almanzor, se le concedió el gobierno de Tudela y después de Zaragoza. En 1018 se sintió lo suficientemente fuerte como para proclamarse independiente y fundar el reino de Zaragoza.
La taifa zaragozana se convirtió en una de las más extensas de España, quedando bajo su dominio Tudela, Ejea, Huesca, Barbastro, Lérida, Calatayud, Tarazona y Soria. Limitaba al norte con los condados y reinos cristianos pirenaicos y al sur con las taifas islámicas de Toledo, Albarracín, Valencia y Tortosa.
De la primera de las dinastías, la de los tuyibies, sólo tres monarcas llegaron a reinar. Mundir I, Yahya y Mundir II, padre, hijo y nieto respectivamente. Mundir II fue asesinado cuando tenía 19 años y llevaba sólo dos en el trono.
En 1038, se instaló en Zaragoza la dinastía de los Banu Hud. Su primer rey, Sulaimán ibn Hud (1038-1046) dividió el reino en cuatro partes para sus hijos y les entregó Lérida, Tudela, Calatayud y Zaragoza.
Al mayor de ellos, Ahmad al-Muqtadir (1046-1081/2) tomo el título de "pilar de la dinastía" y consiguió reunificar el reino tras reducir a sus hermanos. El reinado de al-Muqtadir fue largo y ser caracterizó por una gran actividad.
lunes, 1 de diciembre de 2014
Ibn Gabirol y Pedro Alfonso, dos filósofos y poetas
Si fuera necesario singularizar dos exponentes de la literatura y pensamiento judíos, éstos serían Ibn Gabirol y Pedro Alfonso, pues entre ambos se trenza la axiología hebrea del reino.
Selomó ben Yehuda ibn Gabirol, conocido entre los cristianos como Avicebrón, influyó en la poesía, literatura, la exégesis o interpretación bíblica, la gramática y la filosofía. fue encumbrado a la prelatura de la filosofía islámica y judía. Nacido en torno al año 1020, malagueño de origen pero zaragozano de adopción (en Zaragoza adquirió su formación intelectual y obtuvo el mecenazgo de la corte tuyibí de Mundir III), este hombre hipersensible y atormentado inspiró un sistema filosófico al margen de la Revelación y los Textos Sagrados, si bien nunca renegó a su arraigada fe mosaica.
Adoptó los metros árabes (la qasida) en la poesía religiosa hebrea e impulsó el piyut sefardí silábico. Próximo al movimiento ascético de los Hermanos de la Pureza y a la corriente mística, entendió el amor y el corazón de raigambre bíblica como origen del conocimiento del mundo. En su Selección de perlas compiló sentencias de prácticas morales comunes a la cultura griega, árabe y judía, independientemente de las creencias.
Es un poeta donde confluyen racionalismo, pietismo, misticismo y eticismo. Sus Exhortaciones son exposiciones de los 613 preceptos de la Torah, que todavía emplean algunas comunidades para su servicio religioso.
Su máxima cota artística la alcanzó en su Kéter Malkhut o Corona Real, verdadero canto al melancolía por Israel ye l gozo de sentirse en comunión con el Hacedor. Esta composición de 400 versos se recita aún hoy día como vespertino del Yom Kippur o Día del Perdón. Su obra fundamental, Fons vitae, representa la culminación de la filosofía hebrea de método platónico.
El oscense Mosse Sefardi adoptó el nombre de Pedro Alfonso, tras su conversión en 1106, a los 44 años de edad. Fue apadrinado por Alfonso I una vez recibida la catequesis de los monjes cluniacenses. Poco después viajó a lnglaterra, donde ejerció su magisterio sobre Abelardo de Bath y Walcher de Malvern. Fue médico de Enrique I.
Hombre de saber enciclopédico acreditó una cultura dúctil, profundizó en la medicina, teología, filosofía y matemática, Dentro de su actividad científica, dedicó buena parte de sus energía a la astronomía, donde mostró entusiasmo por los instrumentos de la tecnología árabe (relojes, astrolabios y cuadrantes) y estudió los eclipses y la posición de los astros. Sus métodos de cálculo, publicados en su libro De Astronomía, sólo fueron superados por las Tablas Toledanas. Apostó por la nueva ciencia, basada en el empirismo de la observación y la experimentación, y trató de armonizarla con la religión.
En su producción literaria destaca su Disciplina Clericalis, miscelánea de cuentos y sentencias a través de la cual irrumpe en el género de la apología simbólica oriental, con finalidad moralizante didáctica. Dentro de su obra polémico-apologética, aunque en tono conciliador, hay que destacar sus Diálogos contra judíos, pletórico de discusiones teológico-religiosas y de referencias a su reciente experiencia profesional (explica los motivos que le condujeron al cristianismo). Se sirve gustoso del debate entre maestro (Moisés) y discípulo para evidenciar los conocimientos de dialéctica y lógica de éste último y sacar de su error a áquel.
Selomó ben Yehuda ibn Gabirol, conocido entre los cristianos como Avicebrón, influyó en la poesía, literatura, la exégesis o interpretación bíblica, la gramática y la filosofía. fue encumbrado a la prelatura de la filosofía islámica y judía. Nacido en torno al año 1020, malagueño de origen pero zaragozano de adopción (en Zaragoza adquirió su formación intelectual y obtuvo el mecenazgo de la corte tuyibí de Mundir III), este hombre hipersensible y atormentado inspiró un sistema filosófico al margen de la Revelación y los Textos Sagrados, si bien nunca renegó a su arraigada fe mosaica.
Adoptó los metros árabes (la qasida) en la poesía religiosa hebrea e impulsó el piyut sefardí silábico. Próximo al movimiento ascético de los Hermanos de la Pureza y a la corriente mística, entendió el amor y el corazón de raigambre bíblica como origen del conocimiento del mundo. En su Selección de perlas compiló sentencias de prácticas morales comunes a la cultura griega, árabe y judía, independientemente de las creencias.
Es un poeta donde confluyen racionalismo, pietismo, misticismo y eticismo. Sus Exhortaciones son exposiciones de los 613 preceptos de la Torah, que todavía emplean algunas comunidades para su servicio religioso.
Su máxima cota artística la alcanzó en su Kéter Malkhut o Corona Real, verdadero canto al melancolía por Israel ye l gozo de sentirse en comunión con el Hacedor. Esta composición de 400 versos se recita aún hoy día como vespertino del Yom Kippur o Día del Perdón. Su obra fundamental, Fons vitae, representa la culminación de la filosofía hebrea de método platónico.
El oscense Mosse Sefardi adoptó el nombre de Pedro Alfonso, tras su conversión en 1106, a los 44 años de edad. Fue apadrinado por Alfonso I una vez recibida la catequesis de los monjes cluniacenses. Poco después viajó a lnglaterra, donde ejerció su magisterio sobre Abelardo de Bath y Walcher de Malvern. Fue médico de Enrique I.
Hombre de saber enciclopédico acreditó una cultura dúctil, profundizó en la medicina, teología, filosofía y matemática, Dentro de su actividad científica, dedicó buena parte de sus energía a la astronomía, donde mostró entusiasmo por los instrumentos de la tecnología árabe (relojes, astrolabios y cuadrantes) y estudió los eclipses y la posición de los astros. Sus métodos de cálculo, publicados en su libro De Astronomía, sólo fueron superados por las Tablas Toledanas. Apostó por la nueva ciencia, basada en el empirismo de la observación y la experimentación, y trató de armonizarla con la religión.
En su producción literaria destaca su Disciplina Clericalis, miscelánea de cuentos y sentencias a través de la cual irrumpe en el género de la apología simbólica oriental, con finalidad moralizante didáctica. Dentro de su obra polémico-apologética, aunque en tono conciliador, hay que destacar sus Diálogos contra judíos, pletórico de discusiones teológico-religiosas y de referencias a su reciente experiencia profesional (explica los motivos que le condujeron al cristianismo). Se sirve gustoso del debate entre maestro (Moisés) y discípulo para evidenciar los conocimientos de dialéctica y lógica de éste último y sacar de su error a áquel.
martes, 25 de noviembre de 2014
El valle medio del Ebro se integra en la cultura mediterránea
wikipedia |
El papel de esta civilización fue determinante en la formación de la Europa medieval católica. La identidad aragonesa se fraguó desde entonces a través de la emancipación de la tutela navarra y de la superación de sus orígenes montañeses, en confrontación con los musulmanes del sur y a través de la asociación con los vecinos catalanes, primero, y castellanos después.
Cuando Roma inició su conquista de la Península en el 218 antes de Cristo, las tierras aragonesas se encontraban pobladas por gentes culturalmente diversas: ilergetes y sedetanos ibéricos en el Valle del Ebro y el somontano pirenaico; celtas al sur del río (celtíberos), en las Cinco Villas (suesetanos) y en otros puntos de la región; montañeses y también vascones.
Sus lenguas y tradiciones eran distintas aunque la cultura ibérica iba ganando espacio a las restantes en un proceso intensificado por la conquista romana
lunes, 24 de noviembre de 2014
miércoles, 29 de octubre de 2014
Pedro II
Pedro II el Católico, auxilió lealmente a Castilla frente a los almohades y participó de modo sobresaliente en las Navas de Tolosa (1212). Heredó el condado de Urgel. Guerreó en Valencia, con los templarios, a quienes cedió Tortosa. Coronado solemnemente, como vasallo, por el Papa en Roma (1204) logró que éste que en el futuro la coronación aragonesa se verificase en Zaragoza. La feroz represión papal contra los cátaros del sur de Francia, dirigida por Simón de Monfort, le llevó a defenderlos con las armas, como vasallos suyos que eran, ante la intransigencia de los cruzados católicos y del episcopado francés. Murió en 1213 asaltando el castillo tolosano de Muret (Francia). Francia adquirió el Languedoc y Monfort se adueñó de Tolosa, Narbona y Béziers. Provenza pasaría luego a los condes de Tolosa. Comienza el declive de la Corona en Francia.
lunes, 29 de septiembre de 2014
Hasday Crescas, filósofo y rabino
Hasday Ibn Abraham Crescas (1340-1412) fue un hombre prototipo de su tiempo. Nacido en Barcelona de estirpe rabínica, se trasladó en 1387 a Zaragoza, donde elaboró el fuste de su reflexión filosófica y desarrolló cargos públicos. Ostentó el rabinado mayor y la fudicatura contra los "malasines" o delatores judíos en Aragón.
Discípulo de Nissim Gerundí y profundo humanista, influyó en Giordano Bruno o Pico della Mirándola. Gozó del favor de Juan I, tras caer en desgracia por ser acusado de conspirar contra Pedro IV.
Crescas intervino decisivamente en la reconstrucción material de las aljamas aragonesas tras las alteraciones de 1931. Se erigió en el centro motor cuando los disturbios llegaron a su apogeo. Acompañado del diplomático Francesch de Aranda, en agosto de ese año recorrió las distints colectividades judías para infundir ánimo, obtener fondos con los que pagar una leva armada y mandar una legación negociadora a la corte papal. La narración de aquellos hechos quedó plasmada en su Carta a las comunidades de Avignon. A esta epístola siguieron algunas obras polémicas como el Tratado de la refutación de los dogmas cristianos.
Es autor de una de las síntesis teológico-filosóficas más sólidas (voluntarismo) y originales, sólo comparable a la construcción maimonediana (intelectualismo). En su obra maestra, La luz del Señor, escrita en 1410, defiende que la aproximación del hombre a lo divino no se efectúa a través del conocimiento racional sino mediante los mandamientos de Dios.
Discípulo de Nissim Gerundí y profundo humanista, influyó en Giordano Bruno o Pico della Mirándola. Gozó del favor de Juan I, tras caer en desgracia por ser acusado de conspirar contra Pedro IV.
Crescas intervino decisivamente en la reconstrucción material de las aljamas aragonesas tras las alteraciones de 1931. Se erigió en el centro motor cuando los disturbios llegaron a su apogeo. Acompañado del diplomático Francesch de Aranda, en agosto de ese año recorrió las distints colectividades judías para infundir ánimo, obtener fondos con los que pagar una leva armada y mandar una legación negociadora a la corte papal. La narración de aquellos hechos quedó plasmada en su Carta a las comunidades de Avignon. A esta epístola siguieron algunas obras polémicas como el Tratado de la refutación de los dogmas cristianos.
Es autor de una de las síntesis teológico-filosóficas más sólidas (voluntarismo) y originales, sólo comparable a la construcción maimonediana (intelectualismo). En su obra maestra, La luz del Señor, escrita en 1410, defiende que la aproximación del hombre a lo divino no se efectúa a través del conocimiento racional sino mediante los mandamientos de Dios.
domingo, 21 de septiembre de 2014
La importante reconquista de Zaragoza
Tras los éxitos militares, las cosas le iban a ir mal al rey Pedro, que vio morir a sus dos hijos en 1103: la infanta Isabel y el infante Pedro, un joven de 16 años que había caso con María, hija del Cid, dada la gran amistad que unía al rey con Rodrigo Díaz de Vivar.
Entristecido por la tragedia familiar, Pedro I murió el año 1104 y le sucedió en el trono su hermano Alfonso I (1104-1134) al que por su arrojo y valentía las crónicas calificaron como "el Batallador". El nuevo monarca fue el artífice de la expansión del reino. Arrebató a los musulmanes más de veinticinco mil kilómetros cuadrados de territorio y conquistó importantes plazas como Zaragoza, ciudad que convirtió en la nueva capital del reino de Aragón al conquistarla en diciembre de 1118 tras siete meses de asedio. Pero su afán reconquistador no paró en el valle del Ebro, y en 1125 emprendió una expedición a Andalucía, con el fin de instaurar en Granada un principado cristiano, de donde volvió con varios miles de mozárabes (cristianos que vivían en tierras musulmanas) con los que repobló algunos lugares como Mallén.
El dominio de Zaragoza, ciudad con 20.000 habitantes y que capituló vencida por el hambre, le permitió asentar su control sobre el valle del Ebro, acometer la conquista de sus principales núcleos y encaminarse hacia Tortosa en busca de la salida hacia el Mediterráneo. Pero la vocación marítima de este rey profundamente religioso (que soñaba con ir a los Santos Lugares) le costó la vida puesto que, después de ocupar Mequinenza con una pequeña flota fluvial, puso sitio a Fraga y en ese empeño sufrió una dura derrota el 17 de julio de 1134. Poco después, el 7 de septiembre, murió en la aldea de Poleñino, entre Sariñena y Grañen.
A su muerte no dejó ningún hijo, ya que su matrimonio con la reina Urraca de Castilla había sido un fracaso total, hasta el extremo de que su esposa era encarnizada enemiga política incluso antes de anularse el matrimonio en 1114. Pero, además, el problema se agravaba ya que en su testamento el rey dejaba el reino aragonés a tres órdenes militares: la del Temple, la del Santo Sepulcro y la del Hospital de San Juan. La última voluntad del monarca, más soñador que político, no fue aceptada por la nobleza y algunas ciudades, como Jaca, se aprestaron a designar como nuevo rey al hermano de Alfonso, Ramiro II (1134-1157)
viernes, 19 de septiembre de 2014
Esplendor y grandeza en la corte de Mundir I
La Marca Superior de al-Andalus había tenido un gran desarrollo cultural durante la etapa de sometimiento al poder central cordobés. Cuando podían, los escasos sabios de la Marca emigraban a otros lugares donde encontraban todo aquello que les estaba vetado en una ciudad provinciana.
Desde que a principios del siglo XI la taifa de Zaragoza alcanza la independencia y la ciudad de Córdoba entra en plena decadencia, la cultura floreció extraordinariamente en el reino zaragozano, debido en parte a la emigración de sabios cordobeses, del resto de al-Andalus y de Oriente, ante la protección y mecenazgo que ofrecían sus reyes.
La pléyade de maestros y sabios prestigiosos que impartieron sus enseñanzas en Zaragoza desde principios del siglo XI fue el germen que propició la formación de intelectuales autóctonos que comenzaron a proliferar a mediados de esa centuria. La conquista de este reino por los cristianos a principios del siglo XII interrumpió un proceso que hubiera aportado a la cultura musulmana todavía más nombres de prestigio.
En el siglo XI, y en la corte de Zaragoza, coincidieron numerosos poetas, escritores, científicos y filósofos, muchos de los cuales huían de la intransigencia que se impuso en Córdoba.
Fue Mundir I quien acogió en primer lugar en su corte a estos intelectuales que escapaban de una Córdoba en descomposición. El poeta Ibn Darray, de origen beréber, recaló en Zaragoza entre 1018 y 1028. Compuso una serie de panegíricos en honor de Mundir y creó en su entorno un cenáculo de poetas, germen de una verdadera escuela lírica.
De entre tantos científicos e intelectuales sobresale Avempace. Hombre polifacético, nació en Zaragoza en la segunda mitad del siglo XI, pero tuvo que abandonarla cuando tenía unos treinta años al ser ocupada por los cristianos. Murió en la ciudad marroquí de Fez en 1138. Durante su vida alcanzó una fama extraordinaria y se convirtió en uno de los pensadores más influyentes en el Islam. Cultivó distintas disciplinas (astronomía, matemáticas, literatura, filosofía...) y fue uno de los mejore conocedores de los filósofos griegos de la antigüedad. Sus aportaciones filosóficas influirán más tarde en intelectuales de la talla de Averroces y Maimónides.
Destacaron también notables familias de juristas, verdaderos linajes que acapararon en las ciudades más importantes los principales cargos judiciales. Destacan los Banu Furtis en Zargoza, los Banu Abi Dirham en Huesca, los Banu-I-Iman en Tudela y los Banu al-Batruri en Calatayud.
Desde que a principios del siglo XI la taifa de Zaragoza alcanza la independencia y la ciudad de Córdoba entra en plena decadencia, la cultura floreció extraordinariamente en el reino zaragozano, debido en parte a la emigración de sabios cordobeses, del resto de al-Andalus y de Oriente, ante la protección y mecenazgo que ofrecían sus reyes.
La pléyade de maestros y sabios prestigiosos que impartieron sus enseñanzas en Zaragoza desde principios del siglo XI fue el germen que propició la formación de intelectuales autóctonos que comenzaron a proliferar a mediados de esa centuria. La conquista de este reino por los cristianos a principios del siglo XII interrumpió un proceso que hubiera aportado a la cultura musulmana todavía más nombres de prestigio.
En el siglo XI, y en la corte de Zaragoza, coincidieron numerosos poetas, escritores, científicos y filósofos, muchos de los cuales huían de la intransigencia que se impuso en Córdoba.
Fue Mundir I quien acogió en primer lugar en su corte a estos intelectuales que escapaban de una Córdoba en descomposición. El poeta Ibn Darray, de origen beréber, recaló en Zaragoza entre 1018 y 1028. Compuso una serie de panegíricos en honor de Mundir y creó en su entorno un cenáculo de poetas, germen de una verdadera escuela lírica.
De entre tantos científicos e intelectuales sobresale Avempace. Hombre polifacético, nació en Zaragoza en la segunda mitad del siglo XI, pero tuvo que abandonarla cuando tenía unos treinta años al ser ocupada por los cristianos. Murió en la ciudad marroquí de Fez en 1138. Durante su vida alcanzó una fama extraordinaria y se convirtió en uno de los pensadores más influyentes en el Islam. Cultivó distintas disciplinas (astronomía, matemáticas, literatura, filosofía...) y fue uno de los mejore conocedores de los filósofos griegos de la antigüedad. Sus aportaciones filosóficas influirán más tarde en intelectuales de la talla de Averroces y Maimónides.
Destacaron también notables familias de juristas, verdaderos linajes que acapararon en las ciudades más importantes los principales cargos judiciales. Destacan los Banu Furtis en Zargoza, los Banu Abi Dirham en Huesca, los Banu-I-Iman en Tudela y los Banu al-Batruri en Calatayud.
miércoles, 17 de septiembre de 2014
La modernización y europeización del reino aragonés
A la muerte de Ramiro I de Aragón, el hombre que había duplicado la extensión territorial del reino heredado de su padre Sancho, le sucedió su hijo Sancho Ramirez (1064-1094).
Como estratega, el nuevo rey se identificaba plenamente con la empresa guerrera de su padre. Y como político, entendía que la consolidación del estado pirenaico pasaba por su europeización y modernización. En este sentido, Aragón se abrió a la influencia de Roma y el sur de Francia. Se fue uniendo con las casas que gobernaban los estados europeos gracias a una inteligente política mantrimonial (Ramiro I se casó con la hija del conde de Carcasona y de la condesa de Bigorra, y Sancho Ramírez con Felicia de Roucy, que estaba emparentad con los reyes de Francias, con los normandos del Sur de Italia y con las casas de Borgoña, Champaña o Picardía). La vinculación con Roma se produjo a raíz de un viaje que hizo el monarca en 1068 para buscar el apoyo del papado a cambio de declarase vasallo de la Santa Sede.
Como consecuencia de esta apertura a Europa y de la estrecha relación con el Papa, se pusieron en marcha dos grandes planes de transformación en la iglesia aragonesa: la reforma gregoriana, que pretendía implantar la vida en común de los clérigos y la cluniacense.
Pero, junto a estos movimientos reformadores, la poderos abadía benedictina de Cluny logró coronar su influencia con la reforma litúrgica. Estando el rey en San Juan de la Peña, pasando como era habitual la cuaresma, el martes 22 de marzo de 1071 se abandonó el rito mozárabe o hispano-visigodo y se comenzó a usar el rito romano, que pontenciaba la Santa Sede como vehículo unificado para la Iglesia europea.
La marcha de los acontecimientos iba a complicar los años siguientes. Por un lado, un sector de nobles aragoneses encabezados por el obispo García de Jaca (hermano del rey) se opuso a la influencia de personajes extranjeros en el gobierno del reino, u por el otro lado el monarca recibió en 1076 el dominio de gran parte de los territorios del reino de Pamplona, al despeñarse su primo, el rey Sancho Garcés IV, empujado al barranco de Peñalén por sus propios hermanos. A partir de entonces, Sancho Ramírez se tituló "rey, por la gracia de Dios, de aragoneses y pamploneses" y se dedicó a poner en marcha la nueva capital, en la que asentó su corte itinerate y el obispado de Aragón. Para ello, el año 1077 se expide un documento real en el que el rey hace saber que "quiero constituir una ciudad en mi villa que es llamada Jaca". Es el fuero de Jaca, que reglamenta cómo era la vida de la primera ciudad del reino aragonés, a la cual se busca atraer sobretodo a comerciantes y artesanos.
Como estratega, el nuevo rey se identificaba plenamente con la empresa guerrera de su padre. Y como político, entendía que la consolidación del estado pirenaico pasaba por su europeización y modernización. En este sentido, Aragón se abrió a la influencia de Roma y el sur de Francia. Se fue uniendo con las casas que gobernaban los estados europeos gracias a una inteligente política mantrimonial (Ramiro I se casó con la hija del conde de Carcasona y de la condesa de Bigorra, y Sancho Ramírez con Felicia de Roucy, que estaba emparentad con los reyes de Francias, con los normandos del Sur de Italia y con las casas de Borgoña, Champaña o Picardía). La vinculación con Roma se produjo a raíz de un viaje que hizo el monarca en 1068 para buscar el apoyo del papado a cambio de declarase vasallo de la Santa Sede.
Como consecuencia de esta apertura a Europa y de la estrecha relación con el Papa, se pusieron en marcha dos grandes planes de transformación en la iglesia aragonesa: la reforma gregoriana, que pretendía implantar la vida en común de los clérigos y la cluniacense.
Pero, junto a estos movimientos reformadores, la poderos abadía benedictina de Cluny logró coronar su influencia con la reforma litúrgica. Estando el rey en San Juan de la Peña, pasando como era habitual la cuaresma, el martes 22 de marzo de 1071 se abandonó el rito mozárabe o hispano-visigodo y se comenzó a usar el rito romano, que pontenciaba la Santa Sede como vehículo unificado para la Iglesia europea.
La marcha de los acontecimientos iba a complicar los años siguientes. Por un lado, un sector de nobles aragoneses encabezados por el obispo García de Jaca (hermano del rey) se opuso a la influencia de personajes extranjeros en el gobierno del reino, u por el otro lado el monarca recibió en 1076 el dominio de gran parte de los territorios del reino de Pamplona, al despeñarse su primo, el rey Sancho Garcés IV, empujado al barranco de Peñalén por sus propios hermanos. A partir de entonces, Sancho Ramírez se tituló "rey, por la gracia de Dios, de aragoneses y pamploneses" y se dedicó a poner en marcha la nueva capital, en la que asentó su corte itinerate y el obispado de Aragón. Para ello, el año 1077 se expide un documento real en el que el rey hace saber que "quiero constituir una ciudad en mi villa que es llamada Jaca". Es el fuero de Jaca, que reglamenta cómo era la vida de la primera ciudad del reino aragonés, a la cual se busca atraer sobretodo a comerciantes y artesanos.
Jaca |
martes, 16 de septiembre de 2014
El asesinato de Ramiro I
La actuación política del primer rey en Aragón, después de atravesar duros momentos y de enfrentarse con su hermano, el rey de Navarra, incluso poniendo en peligro su vida, se centró en tres frentes concretos:
Fracasado el avance por la llanura oscense, Remiro I encomendó el gobierno de Aragón a su hijo Sancho Ramirez y se dedicó a organizar un ambicioso plan de ataque contra los territorios de la Taifa de Lérida y la de Zaragoza.
Si el objetivo territorial era la conquista de las ciudades de Graus y Barbastro, el rey Ramiro pretendía frenar sobre todo la continua expansión territorial de los estados catalanes por las tierras orientales de Aragón. Aliado con su yerno, el conde Ermengol II de Urgell, comenzó su marcha hacía Barbastro en dirección norte-sur, para lo cual tenía que conquistar el castillo de Graus, que sobre el río Esera era una posición clave que paralizaba todo el avance cristiano, después de su victoriosa ocupación de Benabarre.
Pero los hechos fueron diferentes. El lunes 8 de marzo de 1064, cuando el rey aragonés estaba sitiando el castillo de Graus, un musulmán llamado Sadada terminó con la vida de Ramiro I. Un cronista musulmán, al-Turtuxí, lo cuenta así: Sadaba "iba vestido como los cristianos y, como vivía en sus vecindades, hablaba muy bien su lengua. Pudo, pues, penetrar en los ejércitos de los infieles y aproximarse a Ramiro que, armado de pies a cabeza, tenía la visera bajada, de suerte que sólo dejaba ver los ojos. Sadada esperó la ocasión para golpearle. Cuando la encontró se precipitó sobre él y le hirió en un ojo, de una lanzada, Ramiro cayó de bruces a ala tierra; Sadada se puso a gritar en romance: ¡El rey ha muerto!" y los soldados se dispersaron.
- marcar los caminos de expansión territorial para su pequeño estado
- consolidar su defensa protegiendo los cauces de los ríos
- y reafirmar su unidad política
Fracasado el avance por la llanura oscense, Remiro I encomendó el gobierno de Aragón a su hijo Sancho Ramirez y se dedicó a organizar un ambicioso plan de ataque contra los territorios de la Taifa de Lérida y la de Zaragoza.
Si el objetivo territorial era la conquista de las ciudades de Graus y Barbastro, el rey Ramiro pretendía frenar sobre todo la continua expansión territorial de los estados catalanes por las tierras orientales de Aragón. Aliado con su yerno, el conde Ermengol II de Urgell, comenzó su marcha hacía Barbastro en dirección norte-sur, para lo cual tenía que conquistar el castillo de Graus, que sobre el río Esera era una posición clave que paralizaba todo el avance cristiano, después de su victoriosa ocupación de Benabarre.
Pero los hechos fueron diferentes. El lunes 8 de marzo de 1064, cuando el rey aragonés estaba sitiando el castillo de Graus, un musulmán llamado Sadada terminó con la vida de Ramiro I. Un cronista musulmán, al-Turtuxí, lo cuenta así: Sadaba "iba vestido como los cristianos y, como vivía en sus vecindades, hablaba muy bien su lengua. Pudo, pues, penetrar en los ejércitos de los infieles y aproximarse a Ramiro que, armado de pies a cabeza, tenía la visera bajada, de suerte que sólo dejaba ver los ojos. Sadada esperó la ocasión para golpearle. Cuando la encontró se precipitó sobre él y le hirió en un ojo, de una lanzada, Ramiro cayó de bruces a ala tierra; Sadada se puso a gritar en romance: ¡El rey ha muerto!" y los soldados se dispersaron.
martes, 2 de septiembre de 2014
La unidad política de Sancho Garcés III
El territorio principal era el reino de Navarra (entonces conocido como de Pamplona) que constituía su dominio patrimonial, heredado de sus padres y antepasados. Junto a este reino, que era la base de todo el estado, estaban otros territorios ganados por conquista o adquiridos por dotes y herencias matrimoniales.
En tal caso se encontraba el Condado de Aragón, a cuya independencia habían puesto fin los ejércitos de Sancho Garcés I en torno al año 920. La conquista militar fue suavizada con la boda del hijo del conquistador, el futuro rey García Sánchez I, y Endregoto Galíndez, hija del conde derrotado. Por tanto, desde tiempos de este rey, bisabuelo de Sancho el Mayor, el territorio aragonés era gobernado por los monarcas pamploneses. El condado de Castilla había llegado a su manos como herencia de su mujer doña Mayor, hermana del conde García, que murió asesinado en su boda el año 1029. Y el Condado de Ribagorza era igualmente aportado por su mujer, sobrina y heredera de la condesa de aquel estado. El resto de sus territorios eran fruto de la conquista. El Condado de Sobrarbre se incorporó por sometimiento de su conde, Silo, mientras que las tierras de Serrablo y ribera del Cinco fueron anexionadas militarmente.
Pero la unidad política lograda por el monarca pamplonés duró poco tiempo y a su muerte, el 18 de octubre de 1035, todos los dominios de Sancho el Mayor fueron repartidos entre sus hijos, que recibieron el título de reyes. El reparto lo explicaría la leyenda como un duro castigo a su hijo primogénito que, enfadado porque no le dejó montar el caballo preferido del rey, había acusado de adulterio a su madre, la reina. Peor, además de repartir sus tierras, su testamento convirtió en reinos los antiguos condados, al poner al frente de ellos a su hijos. Al primogénito García le dejó el reino patrimonial, Pamplona; a Fernando le entregó el condado de Castilla convertido en reino; a Ramiro el de Aragón; y a Gonzalo los de Sobrarbe y Ribagorza.
La última voluntad política de este hombre hizo nacer los dos reinos que iban a protagonizar la mayor parte de la historia de España: Aragón y Castilla; dos estados a los que acabarían vinculándose el resto de los núcleos políticos de la España bajomedieval: a Castilla el Reino de León y a Aragón los mediterráneos.
La marcha de las tierras aragonesas desde su conversión en reino hasta la creación de la Coron ade Aragón se puede reconstruir de la mano de la dinastía de los Ramirez, los hijos de Ramiro.
Ramiro I (1035-1064) fue el primer rey de Aragón y además el creador de la familia real que gobernó este estado. El hecho de ser el origen de la dinastía provocó el nacimiento de relatos legendarios sobre su persona, inspirados y animados por la enemistad de los castellanos, que pretendían hacer creer que el rey aragonés era bastardo y había nacido de la relación del rey Sancho el Mayor con una bella dama de Aibar. Las últimas investigaciones califican esta versión como falsa, tras demostrarse que Ramiro I era el hijo menor de Sancho el Mayor, nacido de su matrimonio hacia 1020.
En tal caso se encontraba el Condado de Aragón, a cuya independencia habían puesto fin los ejércitos de Sancho Garcés I en torno al año 920. La conquista militar fue suavizada con la boda del hijo del conquistador, el futuro rey García Sánchez I, y Endregoto Galíndez, hija del conde derrotado. Por tanto, desde tiempos de este rey, bisabuelo de Sancho el Mayor, el territorio aragonés era gobernado por los monarcas pamploneses. El condado de Castilla había llegado a su manos como herencia de su mujer doña Mayor, hermana del conde García, que murió asesinado en su boda el año 1029. Y el Condado de Ribagorza era igualmente aportado por su mujer, sobrina y heredera de la condesa de aquel estado. El resto de sus territorios eran fruto de la conquista. El Condado de Sobrarbre se incorporó por sometimiento de su conde, Silo, mientras que las tierras de Serrablo y ribera del Cinco fueron anexionadas militarmente.
Pero la unidad política lograda por el monarca pamplonés duró poco tiempo y a su muerte, el 18 de octubre de 1035, todos los dominios de Sancho el Mayor fueron repartidos entre sus hijos, que recibieron el título de reyes. El reparto lo explicaría la leyenda como un duro castigo a su hijo primogénito que, enfadado porque no le dejó montar el caballo preferido del rey, había acusado de adulterio a su madre, la reina. Peor, además de repartir sus tierras, su testamento convirtió en reinos los antiguos condados, al poner al frente de ellos a su hijos. Al primogénito García le dejó el reino patrimonial, Pamplona; a Fernando le entregó el condado de Castilla convertido en reino; a Ramiro el de Aragón; y a Gonzalo los de Sobrarbe y Ribagorza.
La última voluntad política de este hombre hizo nacer los dos reinos que iban a protagonizar la mayor parte de la historia de España: Aragón y Castilla; dos estados a los que acabarían vinculándose el resto de los núcleos políticos de la España bajomedieval: a Castilla el Reino de León y a Aragón los mediterráneos.
La marcha de las tierras aragonesas desde su conversión en reino hasta la creación de la Coron ade Aragón se puede reconstruir de la mano de la dinastía de los Ramirez, los hijos de Ramiro.
Ramiro I (1035-1064) fue el primer rey de Aragón y además el creador de la familia real que gobernó este estado. El hecho de ser el origen de la dinastía provocó el nacimiento de relatos legendarios sobre su persona, inspirados y animados por la enemistad de los castellanos, que pretendían hacer creer que el rey aragonés era bastardo y había nacido de la relación del rey Sancho el Mayor con una bella dama de Aibar. Las últimas investigaciones califican esta versión como falsa, tras demostrarse que Ramiro I era el hijo menor de Sancho el Mayor, nacido de su matrimonio hacia 1020.
lunes, 1 de septiembre de 2014
Entre las reconquistas territoriales y el problema de la sucesión al trono
Occidente inició el siglo XI con la alegría de ver como en el año 1000 no se cumplieron los terribles presagios que hablaban del fin del mundo. Y de manera especial en las tierras de la Península Ibérica, que empezaban a observar como el antaño poderoso Califato de Córdoba se iba desintegrando en pequeños estados o taifas. Justo en ese momento un rey pirenaico se empeñaba en convertirse en moanrca al estilo eruopeo, de los qaue basaban su aturoidad en el origen divino dle poder de acuerdo con lo que decía Dios en el Libro de los proverbios: "ES por Mï por lo que los reyes reinan".
Este rey "por la gracia de Dios" era Sancho Garcés III de Pamplona, un hombre al que los cronistas medievales apodaron El Mayor, reinó entre los años 1004 y 1035. fue un hombre al que le sonrió la fortuna y le ayudaron sus relaciones familiares.
Gracias a ello fue concentrando en sus manos el territorio comprendido entre el río Pisuerga y el condado de Pallás; un amplio dominio que nunca constituyó una unidad autónoma, pues en él se diferenciaban claramente una serie de entidades regionales que sólo tenían en común estar bajo el señorío de un mismo soberano.
Este rey "por la gracia de Dios" era Sancho Garcés III de Pamplona, un hombre al que los cronistas medievales apodaron El Mayor, reinó entre los años 1004 y 1035. fue un hombre al que le sonrió la fortuna y le ayudaron sus relaciones familiares.
Gracias a ello fue concentrando en sus manos el territorio comprendido entre el río Pisuerga y el condado de Pallás; un amplio dominio que nunca constituyó una unidad autónoma, pues en él se diferenciaban claramente una serie de entidades regionales que sólo tenían en común estar bajo el señorío de un mismo soberano.
miércoles, 27 de agosto de 2014
Aragón, Marca Superior de al-Andalus
En el valle del Ebro los musulmanes apenas encontraron resistencia. Tras el impacto sorpresa de los primeros momentos, los restos de la nobleza goda comenzaron a reorganizarse, aliándose con sus antiguos enemigos de las montañas del norte. Por ello, los musulmanes se vieron en la necesidad de crear tres grandes delimitaciones fronterizas, denominadas Marcas. El actual Aragón quedó englobado en la Marca Superior de al -Andalus. Esta marca comprendía, además de Aragón, los distritos de las ciudades de Lérida, Tarragona, Tortosa, Tudela y Calahorra.
Pocos años después de la conquista quedaron claramente delimitados los tres territorios: el norte perinaico, que fue sometido; y la zona central del valle del Ebro y el Sistema Ibérico, que fue ocupada. De ahí la gran diferencia histórica entre ambas. Mientras el sur y el centro del actual Aragón se islamizaron muy deprisa, el norte tendió a independizase y allí surgieron los primeros núcleos de resistencia al Islam, en los que se reafirmó el cristianismo en un intento de agudizar diferencias entre unos y otros.
Pronto llegaron inmigrantes musulmanes para instalarse en los territorios conquistados en Aragón. Quizá por se una zona peligrosa y de frontera, la mayor parte de estos emigrantes eran de estirpe árabe. No obstante, la mayoría de la población era muladí, nombre que recibieron los indígenas recién convertidos al Islam.
Pocos años después de la conquista quedaron claramente delimitados los tres territorios: el norte perinaico, que fue sometido; y la zona central del valle del Ebro y el Sistema Ibérico, que fue ocupada. De ahí la gran diferencia histórica entre ambas. Mientras el sur y el centro del actual Aragón se islamizaron muy deprisa, el norte tendió a independizase y allí surgieron los primeros núcleos de resistencia al Islam, en los que se reafirmó el cristianismo en un intento de agudizar diferencias entre unos y otros.
Pronto llegaron inmigrantes musulmanes para instalarse en los territorios conquistados en Aragón. Quizá por se una zona peligrosa y de frontera, la mayor parte de estos emigrantes eran de estirpe árabe. No obstante, la mayoría de la población era muladí, nombre que recibieron los indígenas recién convertidos al Islam.
martes, 26 de agosto de 2014
La Edad de oro del judaísmo aragonés y la reacción antijudía
Judería de Borja |
El reinado del Pedro el Grande, antes de que se viera obligado a suscribir el Privilegio General de la Unión, constituyó la Edad de Oro del judaísmo aragonés. Y lo fue de tal modo que se produjo un hecho irrepetible: la participación judía en el servicio directo y personalísimo del monarca y su intervención en la magna tarea de regir los destinos del Estado.
El declinar de esta fase expansiva comenzó con la reacción antijudía producida como rechazo a la política exterior de Pedro III, ya que se consideraba a los judíos fieles agentes de la realeza. En 1283 marcó el momento en que los judíos fueron desposeídos de los cargos públicos con poder sobre los cristianos. Todo ello, unido a una política impositiva cada vez más asfixiante sobre unos recursos limitados, obligó a tomar medidas de exoneración parcial de impuestos y a prohibir la emigración del reino.
A lo largo del reinado de Jaime II (1291-1327) se establecieron pautas políticas que permanecieron en vigor en los siglos sucesivos: ropajes con señales distintivas, reglamentación del préstamo usuario e intensificación de las campañas catequizadoras. Sin embargo, algunos sucesos, como la propagación de rumores sobre crímenes rituales empezaron a proyectar sus sombras. Además, buena parte de los judíos expulsados de Francia atravesaron los Pirineos en 1306 y desataron los recelos de una Inquisición que se fortalecía día a día. Por si todo ello fuera poco, los pastorelli (un movimiento de baja extracción social proveniente de Francia) se dedicaron al saqueo y aniquilación de las juderías de Montclús y Jaca en 1320, con el pretexto de liberar la Granada irredenta.
Ante esta situación, Pedro IV desarrolló una política regeneracionista con el fin de restaurar el poder tributario de sus vasallos a cambio de adoptar medidas para estabilizar la lucha interna que se había desatado. De ahí los intentos estériles por crear un alto comisariado para asuntos judíos. En 1354 se celebró un encuentro para crear una especie de confederación. El proyecto fracasó, pero la reunión permitió a los congregados expresar sus quejas.
La Peste Negra propagada en 1348 produjo cuantiosas pérdidas demográficas. Llegó a crear problemas de entidad, como las sucesiones intestadas o la ausencia de dirigentes aptos para las tareas de gobierno, lo que posibilitó la ascensión de las clases inferiores al poder. La turbación desencadenó nuevas violencias, que obligaron a los judíos oscenses y montisonenses a guarecerse dentro de sus murallas.
En la fachada occidental del reino, la Guerra de los dos Pedros castigó las juderías fronterizas de Tarazona, Borja, Calatayud, Albarracín y Teruel. Tan sólo Daroca interpuso sus bastiones al avance castellano. El caserío hebrico turiasonense y bilbilitano fue pasto de las llamas, y sus respectivas sinagogas tuvieron que ser reconstruidas en la década de los setenta.
lunes, 25 de agosto de 2014
La extinción y los exilios
En el contexto de la consolidación del Estado Moderno, uno de cuyos postulados era la uniformidad de las creencias, se firmó, el 31 de marzo de 1492, el Edicto de Expulsión, con que se ponía fin a la presencia del judaísmo actual España. Oficialmente (que no realmente) se les imputaban los delitos de poselitismo y el ejercicio de la usura desmedida.
Disponían de tres meses para partir o bautizarse. Para asegurar el cobro de los acreedores se colocaron guardas en las juderías y se inmovilizaron e inventariaron sus patrimonios. Los acreedores se dividieron en dos grupos: individuales y colectivos (el municipio, la iglesia, los suscriptores de censales). Estos últimos habían de ser satisfechos con inmuebles y créditos exigibles, mientras que los primeros debían contentarse con los bienes restantes.
El rey exigió un tratamiento prioritario. Se obligó a los judíos a la redención de los impuestos ordinarios (pecha, cena de ausencia y presencia, lezda y caballerías) y extraordinarios (maravedí, maridaje, coronaje y usura), a razón de un 4-5% de interés. su redención se lograba a través del embargo de los créditos de las familias más acaudaladas, metales preciosos y viviendas. Los poderes públicos lucharon para que las juderías, que pasaron en su inmensa mayoría a manos de los concejos, cobraran nuevo dinamismo mediante incentivos fiscales, traslados forzosos o reformas urbanísticas.
Los itinerarios seguidos por los expulsos (custodiados por Martín de Gurrea) los condujeron a Navarra y a los puertos mediterráneos. Los judíos de Huesca, Jaca, Ejea, Monzón, Biel y Tamarite salieron por Tarragona; los de Zaragoza, Fuentes, Calatayud, Almonacid, Arándiga, Quinto, Illueca y Alagón por tortosa, y los de Ariza, Epila, Daroca, Albarración, Huesa, Belchite y Teruel por Sagunto.
Dos fueron los destinos definitivos. Uno transitorio, en le reino navarro; y otro, llamado a ser permanente, en torno a las riberas bañadas por el Mediterráneo: Marsella, Italia (Nápoles, Génova, Ferrara, Roma); y el Magreb (Tripoli, Tunis, Bugía) y Palestina.
Fernando II instruyó medidas para fomentar las conversiones: religiosas (proselitismo doctrinal), coercitivas (reclusión de rabinos, decomisación de libros litúrgicos, incomunicación), socio-familiares, jurídicas (estatus) y económicas (devolución de los bienes). De los 8.000-9.000 judíos aragoneses, emigraron 5.000 y 6.000 de los cuales retornó un porcentaje indeterminado en el periodo comprendido entre 1492 y 1499.
Disponían de tres meses para partir o bautizarse. Para asegurar el cobro de los acreedores se colocaron guardas en las juderías y se inmovilizaron e inventariaron sus patrimonios. Los acreedores se dividieron en dos grupos: individuales y colectivos (el municipio, la iglesia, los suscriptores de censales). Estos últimos habían de ser satisfechos con inmuebles y créditos exigibles, mientras que los primeros debían contentarse con los bienes restantes.
El rey exigió un tratamiento prioritario. Se obligó a los judíos a la redención de los impuestos ordinarios (pecha, cena de ausencia y presencia, lezda y caballerías) y extraordinarios (maravedí, maridaje, coronaje y usura), a razón de un 4-5% de interés. su redención se lograba a través del embargo de los créditos de las familias más acaudaladas, metales preciosos y viviendas. Los poderes públicos lucharon para que las juderías, que pasaron en su inmensa mayoría a manos de los concejos, cobraran nuevo dinamismo mediante incentivos fiscales, traslados forzosos o reformas urbanísticas.
Los itinerarios seguidos por los expulsos (custodiados por Martín de Gurrea) los condujeron a Navarra y a los puertos mediterráneos. Los judíos de Huesca, Jaca, Ejea, Monzón, Biel y Tamarite salieron por Tarragona; los de Zaragoza, Fuentes, Calatayud, Almonacid, Arándiga, Quinto, Illueca y Alagón por tortosa, y los de Ariza, Epila, Daroca, Albarración, Huesa, Belchite y Teruel por Sagunto.
Dos fueron los destinos definitivos. Uno transitorio, en le reino navarro; y otro, llamado a ser permanente, en torno a las riberas bañadas por el Mediterráneo: Marsella, Italia (Nápoles, Génova, Ferrara, Roma); y el Magreb (Tripoli, Tunis, Bugía) y Palestina.
Fernando II instruyó medidas para fomentar las conversiones: religiosas (proselitismo doctrinal), coercitivas (reclusión de rabinos, decomisación de libros litúrgicos, incomunicación), socio-familiares, jurídicas (estatus) y económicas (devolución de los bienes). De los 8.000-9.000 judíos aragoneses, emigraron 5.000 y 6.000 de los cuales retornó un porcentaje indeterminado en el periodo comprendido entre 1492 y 1499.
jueves, 21 de agosto de 2014
La aljafería, obra maestra del arte taifal
La actividad urbanística fue pareja a un intenso desarrollo de la arquitectura. De entre todos los monumentos islámicos de Aragón, el más notable es el Palacio de la Aljafería, sin duda el edificio musulmán más importante de todo Occidente en siglo XI. sus orígenes radican en un gran torreón, conocido como del Trovador, que se rodeó de un recinto con torreones ultrasemicirculares en sillares de alabastro en el siglo X, imitando las murallas romanas de Zaragoza.
Pero lo más notable de la Aljafería es el palacio que en su interior mandó construir el rey al-Muqtadir, llamado Abu Ya´far, de donde tomó su nombre la Aljafería. Este monarca, mecenas de las artes y de las letras, ordenó la construcción de un palacio que causara asombro al visitante y fuera a la vez marco idóneo para los poetas, científicos y filósofos que se concentraron en su corte de Zaragoza.
Al-Muqtadir construyó este magnífico palacio basándose en una estructura de patios y pabellones anexos. El ahora llamado patio de Santa Isabel era el que articulaba todo el espacio como lugar central. Estaba orientado en sentido norte sur y tenía dos pórticos, el sur se componía mediante pilastras y arcos mixtilíneos y el norte daba acceso a la zona de recepciones y a las habitaciones privadas del monarca.
En la construcción de este palacio se usaron materiales muy diversos: tapial para los muros, ladrillo para los arcos, yeso para las decoraciones, alabastro para los zócalos y capiteles y hasta mármol de Carrara para pavimentos y columnas.
miércoles, 20 de agosto de 2014
Las poesías de Marcial
Marcial fuente: wikipedia |
Nació en Bilbilis hacia el 38-41 después de Cristo y en el 64 se dirigió a Roma en busca de fortuna. Allí frecuentó los círculos literarios más importantes y trabó amistad con Quintiliano de Calagurris, Juvenal y Plinio el Joven.
Durante varios años gozó de gran popularidad merced a sus "Epigramas", poemas satíricos en los que fustigó los vicios y costumbres de la Roma de sus días. Su proximidad a Domiciano le situó en una difícil situación al subir al trono sus antagonistas Nerva y Trajano que impusieron un estilo de vida más austero en la ciudad. No consiguió ganarse su simpatía y, desanimado por las dificultades a las que debía enfrentarse a sus cincuenta años, decidió regresar a su tierra natal.
Fue su amigo Plinio quien le costeó el viaje de regreso a Hispania en el año 98 d.C. Hasta su muerte en el 102 o 103 vivió en Bilbilis
jueves, 14 de agosto de 2014
Musa ibn Musa
De entre todos los musulmanes de la Marca Superior de al-Andalus, quizá sea Musa ibn Musa, descendiente de muladíes (cristianos convertidos al islam) el más significativo.
Musa ibn Musa es el personaje más importante de la poderosa familia de los Banu Qasi, herederos de un tal Casius, gran propietario de tierras de la zona de Ejea y Borja en los últimos tiempos del dominio godo y que se convirtió rápidamente al Islam conservando todas sus propiedades.
Nació hacia el año 800 y murió en el 862. Hijo de la navarra Onneca, hija del Jimeno de Pamplona (fundador de la dinastía que gobernó el reino de Pamplona durante un siglo) y de Musa ibn Fortún, principal representante de la familia Banu Qasi.
Reunía la herencia de las dos familias más poderosas, una cristiana y otra musulmana, de los territorios ubicados entre el Ebro y Pamplona. Para fortalecer este pacto entre los Banu Qasi y los pamploneses, se casó con Assona, hija del rey Iñigo Arista de Pamplona y hermana del futuro rey García Iñiguez. De este matrimonio tuvo cuatro hijos (Lubb, Mutarrif, Fortún e Isma´il) y una hija (Oria).
Pronto adquirió una gran relevancia y fue nombrado gobernador de Tudela, una de las ciudades más importantes de la Marca Superior. Su carácter indomable y rebelde provocó en algunas ocasiones la ruptura con el poder de los emires cordobeses, lo que no impidió que fuera confirmado en su cargo varias veces.
Fue un gran caudillo militar y alcanzó un poder y una fama enormes. Llegó a convertirse en una verdadera leyenda para los musulmanes españoles, hasta tal punto que fue llamado "el tercer rey de España".
Muerto en una campaña en Guadalajara en el año 862, su fama creció aún más fomentada por el prestigio de sus hijos, que extendieron el poder de los Banu Qasi hasta dominar buena parte de la Marca Superior y craron en sus dominios un verdadero estado autónomo.
Musa ibn Musa es el personaje más importante de la poderosa familia de los Banu Qasi, herederos de un tal Casius, gran propietario de tierras de la zona de Ejea y Borja en los últimos tiempos del dominio godo y que se convirtió rápidamente al Islam conservando todas sus propiedades.
Nació hacia el año 800 y murió en el 862. Hijo de la navarra Onneca, hija del Jimeno de Pamplona (fundador de la dinastía que gobernó el reino de Pamplona durante un siglo) y de Musa ibn Fortún, principal representante de la familia Banu Qasi.
Reunía la herencia de las dos familias más poderosas, una cristiana y otra musulmana, de los territorios ubicados entre el Ebro y Pamplona. Para fortalecer este pacto entre los Banu Qasi y los pamploneses, se casó con Assona, hija del rey Iñigo Arista de Pamplona y hermana del futuro rey García Iñiguez. De este matrimonio tuvo cuatro hijos (Lubb, Mutarrif, Fortún e Isma´il) y una hija (Oria).
Pronto adquirió una gran relevancia y fue nombrado gobernador de Tudela, una de las ciudades más importantes de la Marca Superior. Su carácter indomable y rebelde provocó en algunas ocasiones la ruptura con el poder de los emires cordobeses, lo que no impidió que fuera confirmado en su cargo varias veces.
Fue un gran caudillo militar y alcanzó un poder y una fama enormes. Llegó a convertirse en una verdadera leyenda para los musulmanes españoles, hasta tal punto que fue llamado "el tercer rey de España".
Muerto en una campaña en Guadalajara en el año 862, su fama creció aún más fomentada por el prestigio de sus hijos, que extendieron el poder de los Banu Qasi hasta dominar buena parte de la Marca Superior y craron en sus dominios un verdadero estado autónomo.
sábado, 9 de agosto de 2014
Alfonso I reconquista Aragón
En la penúltima década del siglo XI se instaló en tierras de la taifa de Zaragoza Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador. Este caballero, lugarteniente del rey Sancho II de Castilla, tuvo que dejar su tierra al suceder a este monarca su hermano Alfonso VI con quien se enemistó el Cid.
Díaz de Vivar se alió con al-Muqtadir, rey musulmán de Zaragoza, al cual ayudó en algunas de sus luchas contra los cristianos. Desde Aragón conquistó Valencia, den donde se estableció como señor desde 1094 hasta su muerte en 1099.
Tras la muerte de al-Muqtadir, l, la taifa de Zaragoza cayó en una decadencia que ninguno de sus tres últimos monarcas pudieron evitar.
La segunda taifa que se creó sobre tierras aragonesas fue la de Albarracín. Allí, la familia beréber de los Banu Razin se hizo fuerte y desde comienzos del siglo XI consiguieron establecer un reine idependiente al abrigo de la protección natural del abrupto territorio.
En 1104 el reino de Albarración fue conquistado por los almorávides. Tras la expulsión de éstos en 1145 la taifa de Albarración fue gobernada por reyezuelos moros de Valencia y Murcia.
La presión de los cristianos desde el norte se fue haciendo más intensa a lo largo del siglo XI. En ocasiones los reinos taifas se vieron obligados a realizar pagos en oro y plata a los reyes cristianos con el fin de evitar sus ataques, aunque acabó siendo la ruina para las familias musulmanas y les convirtió en presa fácil.
A causa de esta debilidad, los reinos de taifas fueron conquistados por los almorávides a principios del siglo XÏI. En 1110 Zaragoza cayó en sus manos, fue depuesta la dinastía de los Banu Hud y nombrado Muhammad ibn al-Havy como gobernador de la ciudad.
En la primavera de 1118 un ejército compuesto por aragoneses y gentes del sur de Francia sitió Zaragoza que se entró al rey de Aragón el 18 de diciembre de 1118. Alfonso I concedió a los musulmanes unas capitulaciones muy honrosas (se les permitía vender libremente su patrimonio, mantener sus leyes y oficiales y quedarse a vivir en los arrabales de la ciudad).
Zaragoza volvía a ser, después de 400 años, una ciudad cristiana. El dominio de los musulmanes en Aragón contemplaba el principio de su fin, que culminaría con la incorporación de todas las tierras turolenses a lo largo del siglo XII.
Los musulmanes estuvieron presentes en Aragón durante 900 años, entre el 714 y 1610. De esos nueve siglos, cuatro fueron como dominadores y cinco como dominados. Tanto en una como en otra situación la presencia islámica aportó una serie de elementos que han perdurado en muchos casos hasta nuestros días.
Díaz de Vivar se alió con al-Muqtadir, rey musulmán de Zaragoza, al cual ayudó en algunas de sus luchas contra los cristianos. Desde Aragón conquistó Valencia, den donde se estableció como señor desde 1094 hasta su muerte en 1099.
Tras la muerte de al-Muqtadir, l, la taifa de Zaragoza cayó en una decadencia que ninguno de sus tres últimos monarcas pudieron evitar.
La segunda taifa que se creó sobre tierras aragonesas fue la de Albarracín. Allí, la familia beréber de los Banu Razin se hizo fuerte y desde comienzos del siglo XI consiguieron establecer un reine idependiente al abrigo de la protección natural del abrupto territorio.
En 1104 el reino de Albarración fue conquistado por los almorávides. Tras la expulsión de éstos en 1145 la taifa de Albarración fue gobernada por reyezuelos moros de Valencia y Murcia.
La presión de los cristianos desde el norte se fue haciendo más intensa a lo largo del siglo XI. En ocasiones los reinos taifas se vieron obligados a realizar pagos en oro y plata a los reyes cristianos con el fin de evitar sus ataques, aunque acabó siendo la ruina para las familias musulmanas y les convirtió en presa fácil.
A causa de esta debilidad, los reinos de taifas fueron conquistados por los almorávides a principios del siglo XÏI. En 1110 Zaragoza cayó en sus manos, fue depuesta la dinastía de los Banu Hud y nombrado Muhammad ibn al-Havy como gobernador de la ciudad.
En la primavera de 1118 un ejército compuesto por aragoneses y gentes del sur de Francia sitió Zaragoza que se entró al rey de Aragón el 18 de diciembre de 1118. Alfonso I concedió a los musulmanes unas capitulaciones muy honrosas (se les permitía vender libremente su patrimonio, mantener sus leyes y oficiales y quedarse a vivir en los arrabales de la ciudad).
Zaragoza volvía a ser, después de 400 años, una ciudad cristiana. El dominio de los musulmanes en Aragón contemplaba el principio de su fin, que culminaría con la incorporación de todas las tierras turolenses a lo largo del siglo XII.
Los musulmanes estuvieron presentes en Aragón durante 900 años, entre el 714 y 1610. De esos nueve siglos, cuatro fueron como dominadores y cinco como dominados. Tanto en una como en otra situación la presencia islámica aportó una serie de elementos que han perdurado en muchos casos hasta nuestros días.
jueves, 7 de agosto de 2014
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