martes, 2 de septiembre de 2014

La unidad política de Sancho Garcés III

El territorio principal era el reino de Navarra (entonces conocido como de Pamplona) que constituía su dominio patrimonial, heredado de sus padres y antepasados. Junto a este reino, que era la base de todo el estado, estaban otros territorios ganados por conquista o adquiridos por dotes y herencias matrimoniales.

En tal caso se encontraba el Condado de Aragón, a cuya independencia habían puesto fin los ejércitos de Sancho Garcés I en torno al año 920. La conquista militar fue suavizada con la boda del hijo del conquistador, el futuro rey García Sánchez I, y Endregoto Galíndez, hija del conde derrotado. Por tanto, desde tiempos de este rey, bisabuelo de Sancho el Mayor, el territorio aragonés  era gobernado por los monarcas pamploneses. El condado de Castilla había llegado a su manos como herencia de su mujer doña Mayor, hermana del conde García, que murió asesinado en su boda el año 1029. Y el Condado de Ribagorza era igualmente aportado por su mujer, sobrina y heredera de la condesa de aquel estado. El resto de sus territorios eran fruto de la conquista. El Condado de Sobrarbre se incorporó por sometimiento de su conde, Silo, mientras que las tierras de Serrablo y ribera del Cinco fueron anexionadas militarmente.

Pero la unidad política lograda por el monarca pamplonés duró poco tiempo y a su muerte, el 18 de octubre de 1035, todos los dominios de Sancho el Mayor fueron repartidos entre sus hijos, que recibieron el título de reyes. El reparto lo explicaría la leyenda como un duro castigo a su hijo primogénito que, enfadado porque no le dejó montar el caballo preferido del rey, había acusado de adulterio a su madre, la reina. Peor, además de repartir sus tierras, su testamento convirtió en reinos los antiguos condados, al poner al frente de ellos a su hijos. Al primogénito García le dejó el reino patrimonial, Pamplona; a Fernando le entregó el condado de Castilla convertido en reino; a Ramiro el de Aragón; y a Gonzalo los de Sobrarbe y Ribagorza.

La última voluntad política de este hombre hizo nacer los dos reinos que iban a protagonizar la mayor parte de la historia de España: Aragón y Castilla; dos estados a los que acabarían vinculándose el resto de los núcleos políticos de la España bajomedieval: a Castilla el Reino de León y a Aragón los mediterráneos.

La marcha de las tierras aragonesas desde su conversión en reino hasta la creación de la Coron ade Aragón se puede reconstruir de la mano de la dinastía de los Ramirez, los hijos de Ramiro.

Ramiro I (1035-1064) fue el primer rey de Aragón y además el creador de la familia real que gobernó este estado. El hecho de ser el origen de la dinastía provocó el nacimiento de relatos legendarios sobre su persona, inspirados y animados por la enemistad de los castellanos, que pretendían hacer creer que el rey aragonés era bastardo y había nacido de la relación del rey Sancho el Mayor con una bella dama de Aibar. Las últimas investigaciones califican esta versión como falsa, tras demostrarse que Ramiro I era el hijo menor de Sancho el Mayor, nacido de su matrimonio hacia 1020.

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