En la penúltima década del siglo XI se instaló en tierras de la taifa de Zaragoza Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador. Este caballero, lugarteniente del rey Sancho II de Castilla, tuvo que dejar su tierra al suceder a este monarca su hermano Alfonso VI con quien se enemistó el Cid.
Díaz de Vivar se alió con al-Muqtadir, rey musulmán de Zaragoza, al cual ayudó en algunas de sus luchas contra los cristianos. Desde Aragón conquistó Valencia, den donde se estableció como señor desde 1094 hasta su muerte en 1099.
Tras la muerte de al-Muqtadir, l, la taifa de Zaragoza cayó en una decadencia que ninguno de sus tres últimos monarcas pudieron evitar.
La segunda taifa que se creó sobre tierras aragonesas fue la de Albarracín. Allí, la familia beréber de los Banu Razin se hizo fuerte y desde comienzos del siglo XI consiguieron establecer un reine idependiente al abrigo de la protección natural del abrupto territorio.
En 1104 el reino de Albarración fue conquistado por los almorávides. Tras la expulsión de éstos en 1145 la taifa de Albarración fue gobernada por reyezuelos moros de Valencia y Murcia.
La presión de los cristianos desde el norte se fue haciendo más intensa a lo largo del siglo XI. En ocasiones los reinos taifas se vieron obligados a realizar pagos en oro y plata a los reyes cristianos con el fin de evitar sus ataques, aunque acabó siendo la ruina para las familias musulmanas y les convirtió en presa fácil.
A causa de esta debilidad, los reinos de taifas fueron conquistados por los almorávides a principios del siglo XÏI. En 1110 Zaragoza cayó en sus manos, fue depuesta la dinastía de los Banu Hud y nombrado Muhammad ibn al-Havy como gobernador de la ciudad.
En la primavera de 1118 un ejército compuesto por aragoneses y gentes del sur de Francia sitió Zaragoza que se entró al rey de Aragón el 18 de diciembre de 1118. Alfonso I concedió a los musulmanes unas capitulaciones muy honrosas (se les permitía vender libremente su patrimonio, mantener sus leyes y oficiales y quedarse a vivir en los arrabales de la ciudad).
Zaragoza volvía a ser, después de 400 años, una ciudad cristiana. El dominio de los musulmanes en Aragón contemplaba el principio de su fin, que culminaría con la incorporación de todas las tierras turolenses a lo largo del siglo XII.
Los musulmanes estuvieron presentes en Aragón durante 900 años, entre el 714 y 1610. De esos nueve siglos, cuatro fueron como dominadores y cinco como dominados. Tanto en una como en otra situación la presencia islámica aportó una serie de elementos que han perdurado en muchos casos hasta nuestros días.
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