lunes, 29 de septiembre de 2014

Hasday Crescas, filósofo y rabino

Hasday Ibn Abraham Crescas (1340-1412) fue un hombre prototipo de su tiempo. Nacido en Barcelona de estirpe rabínica, se trasladó en 1387 a Zaragoza, donde elaboró el fuste de su reflexión filosófica y desarrolló cargos públicos. Ostentó el rabinado mayor y la fudicatura contra los "malasines" o delatores judíos en Aragón.

Discípulo de Nissim Gerundí y profundo humanista, influyó en Giordano Bruno o Pico della Mirándola. Gozó del favor de Juan I, tras caer en desgracia por ser acusado de conspirar contra Pedro IV.

Crescas intervino decisivamente en la reconstrucción material de las aljamas aragonesas tras las alteraciones de 1931. Se erigió en el centro motor cuando los disturbios llegaron a su apogeo. Acompañado del diplomático Francesch de Aranda, en agosto de ese año recorrió las distints colectividades judías para infundir ánimo, obtener fondos con los que pagar una leva armada y mandar una legación negociadora a la corte papal. La narración de aquellos hechos quedó plasmada en su Carta a las comunidades de Avignon. A esta epístola siguieron algunas obras polémicas como el Tratado de la refutación de los dogmas cristianos.

Es autor de una de las síntesis teológico-filosóficas más sólidas (voluntarismo) y originales, sólo comparable a la construcción maimonediana (intelectualismo). En su obra maestra, La luz del Señor, escrita en 1410, defiende que la aproximación del hombre a lo divino no se efectúa a través del conocimiento racional sino mediante los mandamientos de Dios.


domingo, 21 de septiembre de 2014

La importante reconquista de Zaragoza


Tras los éxitos militares, las cosas le iban a ir mal al rey Pedro, que vio morir a sus dos hijos en 1103: la infanta Isabel y el infante Pedro, un joven de 16 años que había caso con María, hija del Cid, dada la gran amistad que unía al rey con Rodrigo Díaz de Vivar.

Entristecido por la tragedia familiar, Pedro I murió el año 1104 y le sucedió en el trono su hermano Alfonso I (1104-1134) al que por su arrojo y valentía las crónicas calificaron como "el Batallador". El nuevo monarca fue el artífice de la expansión del reino. Arrebató a los musulmanes más de veinticinco mil kilómetros cuadrados de territorio y conquistó importantes plazas como Zaragoza, ciudad que convirtió en la nueva capital del reino de Aragón al conquistarla en diciembre de 1118 tras siete meses de asedio. Pero su afán reconquistador no paró en el valle del Ebro, y en 1125 emprendió una expedición a Andalucía, con el fin de instaurar en Granada un principado cristiano, de donde volvió con varios miles de mozárabes (cristianos que vivían en tierras musulmanas) con los que repobló algunos lugares como Mallén.

El dominio de Zaragoza, ciudad con 20.000 habitantes y que capituló vencida por el hambre, le permitió asentar su control sobre el valle del Ebro, acometer la conquista de sus principales núcleos y encaminarse hacia Tortosa en busca de la salida hacia el Mediterráneo. Pero la vocación marítima de este rey profundamente religioso (que soñaba con ir a los Santos Lugares) le costó la vida puesto que, después de ocupar Mequinenza con una pequeña flota fluvial, puso sitio a Fraga y en ese empeño sufrió una dura derrota el 17 de julio de 1134. Poco después, el 7 de septiembre, murió en la aldea de Poleñino, entre Sariñena y Grañen.

A su muerte no dejó ningún hijo, ya que su matrimonio con la reina Urraca de Castilla había sido un fracaso total, hasta el extremo de que su esposa era encarnizada enemiga política incluso antes de anularse el matrimonio en 1114. Pero, además, el problema se agravaba ya que en su testamento el rey dejaba el reino aragonés a tres órdenes militares: la del Temple, la del Santo Sepulcro y la del Hospital de San Juan. La última voluntad del monarca, más soñador que político, no fue aceptada por la nobleza y algunas ciudades, como Jaca, se aprestaron a designar como nuevo rey al hermano de Alfonso, Ramiro II (1134-1157)

viernes, 19 de septiembre de 2014

Esplendor y grandeza en la corte de Mundir I

La Marca Superior de al-Andalus había tenido un gran desarrollo cultural durante la etapa de sometimiento al poder central cordobés. Cuando podían, los escasos sabios de la Marca emigraban a otros lugares donde encontraban todo aquello que les estaba vetado en una ciudad provinciana.

Desde que a principios del siglo XI la taifa de Zaragoza alcanza la independencia y la ciudad de Córdoba entra en plena decadencia, la cultura floreció extraordinariamente en el reino zaragozano, debido en parte a la emigración de sabios cordobeses, del resto de al-Andalus y de Oriente, ante la protección y mecenazgo que ofrecían sus reyes.

La pléyade de maestros y sabios prestigiosos que impartieron sus enseñanzas en Zaragoza desde principios del siglo XI fue el germen que propició la formación de intelectuales autóctonos que comenzaron a proliferar a mediados de esa centuria. La conquista de este reino por los cristianos a principios del siglo XII interrumpió un proceso que hubiera aportado a la cultura musulmana todavía más nombres de prestigio.

En el siglo XI, y en la corte de Zaragoza, coincidieron numerosos poetas, escritores, científicos y filósofos, muchos de los cuales huían de la intransigencia que se impuso en Córdoba.

Fue Mundir I quien acogió en primer lugar en su corte a estos intelectuales que escapaban de una Córdoba en descomposición. El poeta Ibn Darray, de origen beréber, recaló en Zaragoza entre 1018 y 1028. Compuso una serie de panegíricos en honor de Mundir y creó en su entorno un cenáculo de poetas, germen de una verdadera escuela lírica.

De entre tantos científicos e intelectuales sobresale Avempace. Hombre polifacético, nació en Zaragoza en la segunda mitad del siglo XI, pero tuvo que abandonarla cuando tenía unos treinta años al ser ocupada por los cristianos. Murió en la ciudad marroquí de Fez en 1138. Durante su vida alcanzó una fama extraordinaria y se convirtió en uno de los pensadores más influyentes en el Islam. Cultivó distintas disciplinas (astronomía, matemáticas, literatura, filosofía...) y fue uno de los mejore conocedores de los filósofos griegos de la antigüedad. Sus aportaciones filosóficas influirán más tarde en intelectuales de la talla de Averroces y Maimónides.

Destacaron también notables familias de juristas, verdaderos linajes que acapararon en las ciudades más importantes los principales cargos judiciales. Destacan los Banu Furtis en Zargoza, los Banu Abi Dirham en Huesca, los Banu-I-Iman en Tudela y los Banu al-Batruri en Calatayud.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

La modernización y europeización del reino aragonés

A la muerte de Ramiro I de Aragón, el hombre que había duplicado la extensión territorial del reino heredado de su padre Sancho, le sucedió su hijo Sancho Ramirez (1064-1094).

Como estratega, el nuevo rey se identificaba plenamente con la empresa guerrera de su padre. Y como político, entendía que la consolidación del estado pirenaico pasaba por su europeización y modernización. En este sentido, Aragón se abrió a la influencia de Roma y el sur de Francia. Se fue uniendo con las casas que gobernaban los estados europeos gracias a una inteligente política mantrimonial (Ramiro I se casó con la hija del conde de Carcasona y de la condesa de Bigorra, y Sancho Ramírez con Felicia de Roucy, que estaba emparentad  con los reyes de Francias, con los normandos del Sur de Italia y con las casas de Borgoña, Champaña o Picardía). La vinculación con Roma se produjo a raíz de un viaje que hizo el monarca en 1068 para buscar el apoyo del papado a cambio de declarase vasallo de la Santa Sede.

Como consecuencia de esta apertura a Europa y de la estrecha relación con el Papa, se pusieron en marcha dos grandes planes de transformación en la iglesia aragonesa: la reforma gregoriana, que pretendía implantar la vida en común de los clérigos y la cluniacense.

Pero, junto a estos movimientos reformadores, la poderos abadía benedictina de Cluny logró coronar su influencia con la reforma litúrgica. Estando el rey en San Juan de la Peña, pasando como era habitual la cuaresma, el martes 22 de marzo de 1071 se abandonó el rito mozárabe o hispano-visigodo y se comenzó a usar el rito romano, que pontenciaba la Santa Sede como vehículo unificado para la Iglesia europea.

La marcha de los acontecimientos iba a complicar los años siguientes. Por un lado, un sector de nobles aragoneses encabezados por el obispo García de Jaca (hermano del rey) se opuso a la influencia de personajes extranjeros en el gobierno del reino, u por el otro lado el monarca recibió en 1076 el dominio de gran parte de los territorios del reino de Pamplona, al despeñarse su primo, el rey Sancho Garcés IV, empujado al barranco de Peñalén por sus propios hermanos. A partir de entonces, Sancho Ramírez se tituló "rey, por la gracia de Dios, de aragoneses y pamploneses" y se dedicó a poner en marcha la nueva capital, en la que asentó su corte itinerate y el obispado de Aragón. Para ello, el año 1077 se expide un documento real en el que el rey hace saber que "quiero constituir una ciudad en mi villa que es llamada Jaca". Es el fuero de Jaca, que reglamenta cómo era la vida de la primera ciudad del reino aragonés, a la cual se busca atraer sobretodo a comerciantes y artesanos.
Jaca

martes, 16 de septiembre de 2014

El asesinato de Ramiro I

La actuación política del primer rey en Aragón, después de atravesar duros momentos y de enfrentarse con su hermano, el rey de Navarra, incluso poniendo en peligro su vida, se centró en tres frentes concretos:

  • marcar los caminos de expansión territorial para su pequeño estado
  • consolidar su defensa protegiendo los cauces de los ríos
  • y reafirmar su unidad política
La primera acción guerrera puesta en marcha por el rey contra el territorio musulmán se planteó en el año 1057, cuando intentó ocupar  la Sotonera contando con la complicidad de algunos mozárabes e incluso mulsulmanes. La idea era conquistar la plaza de Bolea y abrir el camino para la ocupación de la ciudad de Huesca. Pero la empresa fracasó.

Fracasado el avance por la llanura oscense, Remiro I encomendó el gobierno de Aragón a su hijo Sancho Ramirez y se dedicó  a organizar un ambicioso plan de ataque contra los territorios de la Taifa de Lérida y la de Zaragoza.

Si el objetivo territorial era la conquista de las ciudades de Graus y Barbastro, el rey Ramiro pretendía frenar sobre todo la continua expansión territorial de los estados catalanes por las tierras orientales de Aragón. Aliado con su yerno, el conde Ermengol II de Urgell, comenzó su marcha hacía Barbastro en dirección norte-sur, para lo cual tenía que conquistar el castillo de Graus, que sobre el río Esera era una posición clave que paralizaba todo el avance cristiano, después de su victoriosa ocupación de Benabarre.

Pero los hechos fueron diferentes. El lunes 8 de marzo de 1064, cuando el rey aragonés estaba sitiando el castillo de Graus, un musulmán llamado Sadada terminó con la vida de Ramiro I. Un cronista musulmán, al-Turtuxí, lo cuenta así: Sadaba "iba vestido como los cristianos y, como vivía en sus vecindades, hablaba muy bien su lengua. Pudo, pues, penetrar en los ejércitos de los infieles y aproximarse a Ramiro que, armado de pies a cabeza, tenía la visera bajada, de suerte que sólo dejaba ver los ojos. Sadada esperó la ocasión para golpearle. Cuando la encontró se precipitó sobre él y le hirió en un ojo, de una lanzada, Ramiro cayó de bruces a ala tierra; Sadada se puso a gritar en romance: ¡El rey ha muerto!" y los soldados se dispersaron.




martes, 2 de septiembre de 2014

La unidad política de Sancho Garcés III

El territorio principal era el reino de Navarra (entonces conocido como de Pamplona) que constituía su dominio patrimonial, heredado de sus padres y antepasados. Junto a este reino, que era la base de todo el estado, estaban otros territorios ganados por conquista o adquiridos por dotes y herencias matrimoniales.

En tal caso se encontraba el Condado de Aragón, a cuya independencia habían puesto fin los ejércitos de Sancho Garcés I en torno al año 920. La conquista militar fue suavizada con la boda del hijo del conquistador, el futuro rey García Sánchez I, y Endregoto Galíndez, hija del conde derrotado. Por tanto, desde tiempos de este rey, bisabuelo de Sancho el Mayor, el territorio aragonés  era gobernado por los monarcas pamploneses. El condado de Castilla había llegado a su manos como herencia de su mujer doña Mayor, hermana del conde García, que murió asesinado en su boda el año 1029. Y el Condado de Ribagorza era igualmente aportado por su mujer, sobrina y heredera de la condesa de aquel estado. El resto de sus territorios eran fruto de la conquista. El Condado de Sobrarbre se incorporó por sometimiento de su conde, Silo, mientras que las tierras de Serrablo y ribera del Cinco fueron anexionadas militarmente.

Pero la unidad política lograda por el monarca pamplonés duró poco tiempo y a su muerte, el 18 de octubre de 1035, todos los dominios de Sancho el Mayor fueron repartidos entre sus hijos, que recibieron el título de reyes. El reparto lo explicaría la leyenda como un duro castigo a su hijo primogénito que, enfadado porque no le dejó montar el caballo preferido del rey, había acusado de adulterio a su madre, la reina. Peor, además de repartir sus tierras, su testamento convirtió en reinos los antiguos condados, al poner al frente de ellos a su hijos. Al primogénito García le dejó el reino patrimonial, Pamplona; a Fernando le entregó el condado de Castilla convertido en reino; a Ramiro el de Aragón; y a Gonzalo los de Sobrarbe y Ribagorza.

La última voluntad política de este hombre hizo nacer los dos reinos que iban a protagonizar la mayor parte de la historia de España: Aragón y Castilla; dos estados a los que acabarían vinculándose el resto de los núcleos políticos de la España bajomedieval: a Castilla el Reino de León y a Aragón los mediterráneos.

La marcha de las tierras aragonesas desde su conversión en reino hasta la creación de la Coron ade Aragón se puede reconstruir de la mano de la dinastía de los Ramirez, los hijos de Ramiro.

Ramiro I (1035-1064) fue el primer rey de Aragón y además el creador de la familia real que gobernó este estado. El hecho de ser el origen de la dinastía provocó el nacimiento de relatos legendarios sobre su persona, inspirados y animados por la enemistad de los castellanos, que pretendían hacer creer que el rey aragonés era bastardo y había nacido de la relación del rey Sancho el Mayor con una bella dama de Aibar. Las últimas investigaciones califican esta versión como falsa, tras demostrarse que Ramiro I era el hijo menor de Sancho el Mayor, nacido de su matrimonio hacia 1020.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Entre las reconquistas territoriales y el problema de la sucesión al trono

Occidente inició el siglo XI con la alegría de ver como en el año 1000 no se cumplieron los terribles presagios que hablaban del fin del mundo. Y de manera especial en las tierras de la Península Ibérica, que empezaban a observar como el antaño poderoso Califato de Córdoba se iba desintegrando en pequeños estados o taifas. Justo en ese momento un rey pirenaico se empeñaba en convertirse en moanrca al estilo eruopeo, de los qaue basaban su aturoidad en el origen divino dle poder de acuerdo con lo que decía Dios en el Libro de los proverbios: "ES por Mï por lo que los reyes reinan".

Este rey "por la gracia de Dios" era Sancho Garcés III de Pamplona, un hombre al que los cronistas medievales apodaron El Mayor, reinó entre los años 1004 y 1035. fue un hombre al que le sonrió la fortuna y le ayudaron sus relaciones familiares.

Gracias a ello fue concentrando en sus manos el territorio comprendido entre el río Pisuerga y el condado de Pallás; un amplio dominio que nunca constituyó una unidad autónoma, pues en él se diferenciaban claramente una serie de entidades regionales que sólo tenían en común estar bajo el señorío de un mismo soberano.