El mosaico se puede considerar como uno de los objetos más característicos de la cultura romana, muy bien representado a través de los restos conservados e íntimamente ligado a la arquitectura y pintura.
En sentido estricto, por mosaico entendemos la decoración de una superficie artquitectónica (pavimento, pared, techo) por medio de trocitos de roca, cerámica o pasta vítrea de diversos colores y forma cúbica, fijados a una capa de mortero cuya superficie puede estar decorada con rpresentaciones geométricas o figuradas.
En el tránsito del siglo II al III, los pavimentos más importantes proceden de Zaragoza, concretamente los hallados en la antigua calle de La Zuda, con la representación de Orfeo y de un sátiro con dos amorcillos.
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