Dos son los grandes pueblos ibéricos que ocuparon los territorios de Aragón; los ilergetes occidentales y los sedetanos. Los ilergavones se centraron en la porción más oriental del valle.
El resto del territorio corresponde a la
Celtiberia Citerior y a los pueblos de raigambre céltica, como los suesetanos o los montañeses jacetanos, emparentados con los aquitanos del otro lado de los Pirineos.
Los ilergetes
Los ilergetes ocuparon buena parte de la provincia de Huesca, según evidencian sus ciudades más representativas: Osca (Huesca), Burtina (Almudévar) y Celse (Velilla de Ebro). Su capital estuvo en Ilerda (Lérida).
Este avance se produjo en un momento tardío y supuso el desplazamiento de otros pueblos, como los sedetanos, que al comienzo de su historia ocupaban territorios al norte del Ebro. Dicha extensión fue consolidada tras los violentos episodios de conquista romana del siglo II antes de Cristo y el sometimiento de los régulos Indibil y Mandonio.
Dentro de dicho territorio, los bolscanos u olscanos (de Huesca) tienen evidente personalidad, situados sobre un importante sustrato indoeuropeo que la arqueología va desvelando paulatinamente.
Los sedetanos
Los sedetanos ocupaban a finales del siglo III antes de Cristo las tierras al norte del Ebro, pero más tarde la Sedetania viene definida por la nómina de ciudades que le pertenecieron.
Sus limites se situaban en consecuencia en el desierto monegrino hasta la sierra de alcubierre, acababan en el oeste en la cuenca del río Aguas Vivas, al sur en la divisoria de aguas de la cuenca del Ebro, y al este en el Matarraña, frontera ilergavona. Sus centros principales fueron Bernava (entre Lexus y Azuara), Ebora, (La Puebla de Hijar) y Lassira (Lécera).
Acuñaron moneda las cecas de Sedeiscen (la capital, tal vez por Sástago), Lagine (quizás Fuentes de Ebro), Ildugoite (por Oliete), Orosis y Salduie, en la frontra con los celtíberos.